La misa fue concelebrada por el Obispó de la Diócesis de Concordia, Gustavo Gabriel Zurbriggen, junto con los Cura Párrocos Solidarios José David Zabaleta y Alberto Olivera Dutrá, y el sacerdote federalense Pablo Jesús Panozzo Zenere.
La celebración, que en un principio estaba programada para realizar en la explanada parroquial, por las condiciones climáticas imperantes debió trasladarse al interior del templo Santa Rosa de Lima, que quedó chico ante la multitudinaria presencia de fieles que llegaron a la misa a pesar de las lluvias.
Un tramo de la homilía de Monseñor Gustavo Gabriel Zurbriggen:
• Tenemos que ir al corazón del hermano para llevarle nuestro testimonio de nuestra vida cristiana, para llevarle a Cristo que llena de alegría en nuestro corazón, ir al corazón del hermano para llevarle algo del amor y de la misericordia de Jesús.
• Cada vez que visitamos un hermano, cada vez que le hacemos el bien a un hermano, estamos haciendo un milagro del amor, vamos con el amor de Cristo y se lo regalamos a un hermano, a una familia, a un enfermo, a una persona que sufre, a una persona que está sola, a una persona que necesita ser escuchada.
• Como Santa Rosa de Lima siempre con Cristo, disfrutando de la alegría de Cristo, para ir al corazón de los hermanos.
• ¿Por qué vamos al corazón del hermano?, porque no vamos vendiendo un producto, vamos a compartirle a Jesús, vamos a anunciarles a los hermanos a Cristo, que nos ama infinitamente, que nos salva, que nos perdona, y que es la garantía de la vida eterna.
• Tenemos que aprenderlo, tenemos que comprenderlo bien, y tenemos que hacerlo carne en nuestra vida, en nuestra comunidad parroquial.
• Ya empezamos a caminar el año misionero, qué lindo, hoy Santa Rosa nos dice no se olviden que para ser auténticamente misioneros hay que vivir y experimentar la alegría de Cristo, para llevar al corazón del hermano, para testimoniar, para contagiar al hermano la alegría que hay en el propio corazón, la alegría que hay en la propia comunidad, y para eso queridos hermanos es importante aprender a ser comunidad cristiana, una comunidad que en primer lugar aprende a escuchar la palabra de Dios, el único que tiene la verdad, es la de Dios la única verdad, es la palabra de Dios, por eso todos los cristianos tenemos que aprender a escuchar la palabra de Dios, con mucha atención, porque Dios nos habla en su palabra, porque el espíritu santo nos habla en la palabra del Evangelio y también tenemos que aprender a escuchar la enseñanza de los Papas, de los santos, de la iglesia, como Santa Rosa de Lima.
• Y aprendiendo a escuchar la palabra de Dios y aprendiendo a escuchar la enseñanza del Papa, de los obispos, y de los santos, también aprender a escucharnos entre nosotros.
• Es tan importante escucharnos entre nosotros, con mucha atención y con mucho respeto.
• La asamblea del domingo pasado fue un lindo momento de escucha, de escucha fraterna, de escucha atenta, bueno tenemos que aprender a escuchar primero todos juntos la palabra de Dios, después escuchar también la enseñanza de los Papas, después aprender a escucharnos entre nosotros, por qué el hermano que ha escuchado la palabra, el hermano que también ha orado, como lo he hecho yo, también va a compartir algo que sale del corazón y su opinión es importante; porque en esa opinión seguramente hay algo de la voluntad de Dios.
• Escucharnos con atención todos, escucharnos con respeto, porque en el hermano ora la palabra, es también instrumento del señor, e instrumento del espíritu, para decirnos su voluntad y así si aprendemos a escucharnos aprendemos a dialogar, a dialogar, dialogar significa que dos personas se escuchan con atención, dos personas por lo menos, y comparten.
• Aprendamos a dialogar y a discernir, discernir significa descubrir lo que Dios quiere, significa descubrir lo que Dios nos pide, y así después de escuchar la palabra, de escucharnos entre nosotros, después de dialogar y discernir, nosotros vamos a descubrir los mejores caminos para llegar al hermano con la buena noticia del amor de Dios.
• Entre todos vamos a descubrir los mejores caminos para llegar al corazón del hermano, para contagiarles la alegría de nuestra fe cristiana, para llevarles ese tesoro que es Cristo, esa perla fina que es el amor misericordioso de Jesús que vino a salvarnos.
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