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EL CONSUMO, A PUNTO DE «FESTEJAR» EL PEOR CUMPLEAÑOS DE LA HISTORIA

Mientras Milei dice que crece «más de lo esperado», el gasto de los hogares -por la caída de los salarios y los tarifazos- cayó 11 meses seguidos y en diciembre volverá a bajar dos dígitos. Los comercios advierten que el primer trimestre del 25 y la temporada de verano «serán peores que la pandemia».

El consumo masivo, puntal de la actividad económica, está atravesando los peores meses de su historia. Según cifras adelantadas por el sector supermercados a las que accedió Página/12, en noviembre volverá a verse una caída de dos dígitos altos en las ventas, que podría llegar hasta el 21 por ciento, síntoma que se extenderá a diciembre. Asím por primera vez en la historia, el gasto de los hogares cumplirá un año entero con números en rojo. La foto actual se explica por el mega ajuste del Gobierno de Milei, el efecto de los tarifazos en el bolsillo y el desplome de los ingresos. Ni en la peor parte de la contracción económica de Mauricio Macri, último hito negativo para el comercio, se vieron cifras similares a las del gobierno libertario.

En paralelo, altísimas fuentes de los principales comercios del país adelantaron a este diario que los pronósticos para el primer trimestre del año 2025 y la temporada de verano «son peores que la pandemia». Ha habido, de hecho, tres grandes firmas de alimentos y bebidas que se reunieron con intendentes de los principales partidos de la Costa Bonaerense para sondear qué impactó tendrá el dólar atrasado en la concurrencia de turistas. Lo hicieron para poder medir si sus ventas, hoy cayendo casi 30 por ciento, tendrán en la temporada estival un empuje. Les dijeron que habrá público joven, pero que Brasil se llevará el grueso de los de más de 35 años, los que más gastan en consumo masivo.

En este escenario, en pocos días las consultoras privadas que trabajan para los grandes supermercados darán a conocer una baja del consumo de entre 19 y 21 por ciento interanual en noviembre. Mientras que la comparación intermensual seguirá planchada o, según cuentan, con algo debajo del cero por ser noviembre un mes con un día menos. La cifra es casi igual a la caída del mes de octubre, pero tiene un problema: noviembre y diciembre son los meses donde se concentra el grueso de la facturación. Desde el sector privado contaron a este diario que 4 de cada 10 pesos que los supermercados venden en el año se comercializan en noviembre y diciembre. Eso, hoy, es uno de los golpes más duros.

«La pregunta que nos hacemos es de dónde la gente va a sacar la plata para consumir», se sinceró un importante director de una multinacional de los hipermercados. Es que desde agosto se frenó la recuperación de los ingresos, y casi todas las paritarias, incluso las grandes, están cerrando por debajo del IPC. Es más, la paritaria de los mercantiles cerró por debajo: dos meses seguidos de 2,5 por ciento de aumento, no acumulativo, con una inflación caminando cerca del 3 por ciento. El dato que citan es clave, porque el salario privado formal, el que tiene acceso a discusiones salariales, es central para regular los niveles de consumo. Además, esa pérdida de ingresos se da justo cuando los trabajadores informales, jubilados y trabajadores privados estatales, están perdiendo por goleada contra la inflación. Esto quiere decir que la pirámide del consumo no sólo está derrumbada, sino que su posibilidad de levantarse es ínfima.

Los tarifazos, una explicación

En las cadenas agregan que si bien «los alimentos están subiendo por debajo de la inflación», lo que ocurre es que «el resto de los servicios suben muy por encima». Esto, sumado a la caída de los acuerdos de precios, golpea al bolsillo.

Es que hoy los empresarios admiten que los tarifazos de luz, gas, transporte, colegios y medicina prepaga, entre otros, dejan a los hogares con muy pocos ingresos para destinar a compras en el supermercado.

«Esto explica casi toda la caída del consumo, los salarios no mejoran y los costos fijos de las familias crecen, no hay misterio», admiten entre las empresas del sector.

Un 30 por ciento menos en la frontera

Por otra parte, las empresas explican que el tipo de cambio atrasado, que generó un éxodo de argentinos haciendo compras en el exterior, derrumbó otra parte importante de las ventas locales. Los comercios de frontera perdieron 30 por ciento de su facturación por este proceso.

Medido de diciembre a diciembre, se dio ese nivel de caída en las ventas, con una particularidad: los bienes de consumo masivo que más se dejaron de comprar en los supermercados que están del lado argentino, fueron los alimentos, superando incluso a otros bienes durables. Eso refleja, además, que en Argentina los precios en dólares de los alimentos son los más altos de la región.

Los sectores más perjudicados son los que están instalados en las fronteras con Brasil y, sobre todo, Chile, donde los alimentos se consiguen hasta un 40 o 50 por ciento más baratos que en el mercado interno. Pero el peligro se expande porque, según relataron a este diario fuentes del retail, «hasta Uruguay que siempre fue más caro empieza a tener algunos productos más convenientes que los nuestros».
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