Iván Szczech, el presidente de la Federación Interamericana de la Industria de la Construcción (FIIC), estimó que ese porcentaje nacional es más alto a nivel de las provincias. El costo de construcción medido en dólares, además, “está muy alto”. Si no vuelve la inversión pública, alertó, el panorama puede ser más complicado todavía.
Este 2024 ha sido un año muy difícil para la construcción dado que la caída en la actividad ha sido prácticamente constante, mes a mes, con una retracción interanual que se ubica en torno al 30%. “La verdad es que el impacto, sobre todo, por la falta de inversión pública, se siente fuertemente, y, adicionalmente, también golpea el atraso cambiario en la inversión privada”, señaló Iván Szczech, el presidente de la Federación Interamericana de la Industria de la Construcción (FIIC).
El costo de construcción medido en dólares, explicó, “está muy alto porque la inflación en pesos no aflojó, más allá de una reducción, siguió aumentando, y el valor del dólar bajó de un año a esta parte, con lo cual casi se duplicó el costo en dólares de la construcción, y eso hace que una unidad a construir sea muy cara con relación a una unidad en stock, y a pesar de, incluso, la aparición de los créditos hipotecarios en el sector privado, también el desarrollo en pozo de unidades se ha visto muy afectado”.
Hablando de porcentajes, “el 25% de nuestra fuerza laboral a nivel país” cayó, y, en algunas provincias, “mucho más” porque la obra pública, así como se ha perdido un nivel nacional de actividad en un 30%, a niveles provinciales es mayor, es mucho más importante, se siente más” y quizás sea “de un 50% esa falta de actividad” estimó.
“No sólo se ha perdido el 25% de la capacidad laboral de la mano de obra, sino también de las empresas. Se ha reducido ese nivel, digamos, en lo que significa la inscripción anual de empresas para poder trabajar. No significa que haya quebrado el 25%, pero sí que están sin trabajar, lo cual es enormemente preocupante”.
Para Szczech, “si no hay nuevamente una aparición de la inversión pública, y, de alguna manera, se acomoda el sector privado, el panorama va a ser muy complejo”.
– Hubo dos anuncios en el transcurrir de los meses. Uno señalaba una suerte de desregulación, con la posibilidad de participación internacional en –alguna de las licitaciones. Y también la posibilidad de que las propias empresas fueran gestoras de la financiación de determinadas obras. ¿Tuvo algún impacto?
– En la práctica, ninguno, salvo los anuncios, la realidad es que ni siquiera se han dado los procesos licitatorios. Estamos hablando de concesiones viales que, en principio, a inicios del año siguiente, deberían tener algún tipo de novedad.
En el diálogo institucional que tenemos siguiendo estos temas, no se verifica que realmente haya ese tipo de posibilidades, porque, sobre todo, para que esas concesiones eventualmente tengan éxito debe haber, no solamente una baja del riesgo país y un acceso al crédito internacional, sino también otras características como, por ejemplo, la posibilidad de sacar el dinero que ingrese por inversiones. Es decir, que no tengamos cepos, por un lado, y segundo, garantías, para que quien invirtió pueda recuperar ese dinero. Esas garantías todavía el Estado no las ha puesto, no las piensa poner, con lo cual hay mucha incertidumbre con respecto a ese tema concesionario.
– ¿Hay algún nivel de diálogo con el Gobierno nacional que permita revertir esta situación?
– El diálogo se da a niveles de secretarías y eventualmente ministerial. No así a nivel presidencial, ni en los sectores más afines.
No existe ningún tipo de acción en pos de generar mayor inversión pública. Hoy, a mi entender, no es un tema para el Gobierno nacional porque está muy ocupado con la macro, y la micro aún tiene que esperar.
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