El senador quedó sin el más mínimo apoyo en todo el espectro justicialista, pero además tiene una causa por enriquecimiento ilícito en manos de un fiscal que si, por él fuese, lo detendría. Los planes que tenía el legislador. Posibles sucesiones.
La detención de Edgardo Kueider es un elemento crucial para analizar la política y los tiempos que corren.
El senador entrerriano llegó por una fuerza al Congreso de la Nación. Se podrá decir que fue por decisión personal de Gustavo Bordet, pero así funciona el peronismo hace 20 años. Al Gobernador se lo cuestiona en privado, se le pide algo en un encuentro personal y se lo perdona públicamente (si se cumple el segundo ítem, que siempre sucede).
Kueider decidió en 2022 romper el bloque del peronismo, es decir cuando era oficialista. Esa fue la primera maniobra que lo distanció de su fuerza, pero además llenó de bronca al kirchnerismo, cuya principal líder, Cristina Fernández, presidía el cuerpo.
Finalizado el mandato del Frente de Todos, Kueider colaboró con la administración de Javier Milei en la Ley Bases, en rigor el plan de gobierno del Presidente, desde el interbloque “Provincias Unidas”. Esto le valió denuncias de peronistas que solicitaron al Consejo Provincial del Partido Justicialista que lo expulsaran. La petición quedó en un impasse por la sencilla razón de que las causales que se invocan para el apartamiento las han cometido otros tantos peronistas. Algunos de ellos directamente contratados en el gobierno de Rogelio Frigerio.
Cuando el acompañamiento a la Ley Bases de Kueider era un hecho, apareció una denuncia en su contra. Eliseo Blanco, vecino de Concordia del que Kueider conoce de años inmemoriales, se presentó en los tribunales de esa ciudad con una pequeña nota solicitando que se investigue la procedencia de departamentos que surgieron en una publicación del sitio porteño El Disenso, el 15 de junio, y que semanas después reprodujo el sitio de Horacio Verbitsky, El Cohete a la Luna. Página Política contó la trama en la siguiente nota:
Bordet, mientras tanto, se encargó de cuestionar el accionar de su colaborador cuando se aprestaba a acompañar el plan gobierno de Milei.
Kueider parecía ser premiado. Fue el candidato de la Libertad Avanza para la estratégica Comisión Bicameral de Inteligencia a instancias de Santiago Caputo, uno de los asesores más cercanos a Javier Milei. Por eso los principales medios encuadran al senador como libertario. De hecho, según un periodista paraguayo Camilo Soares, en la Aduana se presentó como senador de la LLA.
La Gendarmería, impecable. No se apabulló ante la identificación de un senador de la Nación.
El futuro pinta negro con pedido de expulsión de su partido, aborrecido por el kirchnerismo y con denuncia judicial por enriquecimiento ilícito en su ciudad cuya investigación está a cargo José Arias, un alfil del procurador general Jorge García, que ha demostrado una marcada aversión con el justicialismo.
El senador entrerriano preside la estratégica Comisión de Asuntos Constitucionales, el ámbito que debería tratar un eventual pedido de desafuero o expulsión.
Entre Ríos tiene un caso, que es el de Julio Solanas, cuando fue procesado en el caso del Banco Municipal, causa en la que fue absuelto. Durante ese proceso, el entonces diputado nacional solicitó que el cuerpo le quiten los fueros. En caso que Kueider dé un paso al costado debe ingresar Stefanía Cora, la candidata de Cristina en el 2019. Si eso sucede en la Cámara de Diputados de la provincia debería asumir la diamantina Silvina Deccó, según la ley de paridad.
Emanuel Gainza se vio en una situación similar cuando ostentaba una banca en el Concejo Deliberante de Paraná y quedó involucrado en el caso por narcotráfico en el que fue condenado Sergio Varisco. El edil pidió licencia hasta tanto se resuelva su situación, cosa que hizo cuando fue sobreseído.
Kueider tenía en sus planes, con la Boleta Única Papel para estrenarse, presentarse. No para revalidar, sino para romper. Una idea que al oficialismo provincial podría venirle bien.
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