La crisis económica, la recesión y los cambios en los canales de comercialización de productos que históricamente se vendían en kioscos, entre otras razones, han impactado de lleno en la actividad kiosquera del país, al punto que no pocos han tenido que iniciar el nada sencillo camino de la reconversión para poder subsistir.
Ernesto Acuña, vicepresidente de la Unión de Kiosqueros de la República Argentina, durante una entrevista con el programa Sexto Sentido, que conducen Jorge Ballay y Pablo Lescano por Radio Costa Paraná (88.1), confirmó que “ha cerrado uno de cada 10 colegas”, difra que representa el 10% porque “somos 100.000 kioscos en Argentina; es decir, en ocho meses cerraron 10.000 kioscos”.
Razones
Las razones de los cierres son variadas y van desde la crisis económica –y la consiguiente recesión– hasta los cambios en la comercialización de productos que históricamente se vendían sólo en los kioscos y ahora se pueden conseguir en otros comercios. “Nuestros productos se venden en otros canales, se venden cigarrillos en supermercados, se venden golosinas en farmacias, se venden bebidas frías en una verdulería o en otro local que nada tiene que ver con el rubro. Todo en un contexto de sálvese quien pueda”, explicó Acuña, y remarcó que “sin regulación ni hay control se nos hace difícil”.
Acuña, no obstante, resaltó que “el kiosco siempre se reinventó para estar un poquito actualizado, para tratar de vender. Siempre ha sido así, pero lo que nos ha pasado en los últimos años es esto de la venta por otros canales, y hay que agregar el tema de las cadenas de kioscos, que no hay regulación. Entonces vienen, por ejemplo, y te ponen un kiosco pegado al de uno o alquilan las esquinas, entonces te agarran las dos esquinas y capaz que hay uno o dos kioscos en la cuadra y terminan cerrando kiosqueros que estaban desde hace muchos años”.
“Está más complicada la mano, la recesión nos llega a todos y vendemos menos, y las tarifas que nos han aumentado muchísimo también impactan cuando tenemos que renovar alquileres porque suben hasta el triple”, describió.
Acuña, ante este escenario, que no es nuevo, dijo que los kiosqueros “siempre nos reinventamos, siempre estuvimos durante los últimos años tratando de orientar el negocio hacia algo que sea redituable. El kiosco solito no suma, capaz que hay que meter otras cosas, ya solamente con cigarrillos y algunas bebidas no marcha. Algunos kiosqueros meten librería y juguetería, algunos meten panchos, sándwiches, algo para comer, gastronomía, y están funcionando así, porque la gente pasó de comprar el menú ejecutivo en el restorán a ir a comprar algo en el kiosco, y volverse a la oficina capaz o al lugar de laburo. Siempre le buscamos la vuelta”.
– ¿Tarifas y alquileres son los mayores escollos?
– Primero no hay plata, se nota que hay menos dinero en el bolsillo y eso hace que la gente restrinja los gastos. Siempre cuando hay menos plata se complica porque la gente gasta menos, y a eso se van sumando tarifas y alquileres, y después la venta por otros canales que se nos va, pero yo diría que el principal problema siempre es cuando hay recesión y se vende menos, ahí es cuando uno empieza a mirar otras cosas, porque mientras hay plata más o menos uno la va llevando, ahora cuando la gente no tiene plata o tiene menos, ahí empiezas a armar promociones, ahí empiezas a resignar un poquito los márgenes para estar competitivo, no estar tan caro, y poder vender. Ahí cambia el hábito de consumo de la gente, la gente está comprando en mayoristas directamente, antes nosotros comprábamos en el mayorista y vendíamos en nuestro comercio. Hoy la gente misma, al no haber plata, sale a comprar en un mayorista, compra para el mes.
– Hay un índice que está señalando que hay un corrimiento desde el comercio de cercanía hacia las grandes cadenas, ¿tiene que ver con el manejo de precios que logran esas grandes cadenas?
– Claro, tiene que ver con que son más baratas, tiene que ver con que antes la gente buscaba la comodidad, la cercanía de ir al kiosco o al almacén de barrio, y, ahora, como le falta plata, sale a comprar ahí y ellos, obviamente, tienen un precio más barato. Se va rompiendo la cadena de empresa, distribuidor, comercio y público, hoy pasa directamente empresa, distribuidor y el distribuidor al público, o incluso también las empresas empiezan a vender directamente también a la gente, a través de internet, de las redes, de sus páginas.
Un problema de fondo
Más allá de la crisis, la recesión y el “no hay plata”, los kiosqueros están amenazados por los cambios en las formas de comercialización que afectan prácticamente a todos los rubros.
“Yo estoy en Villa Urquiza, un barrio de la ciudad de Buenos Aires de clase media, nos hablamos por los grupos de Whatsapp con otros colegas y ahí vemos que la realidad del kiosco también pasa por otros rubros y todos estamos en la misma”, añadió Acuña.
La venta directa, el comercio electrónico, la empresa que lleva el producto a la casa del comprador, golpea cada vez más a cualquier comercio tradicional. “Esto está pasando en el mundo, pero algo, creo, tenemos que hacer, debatir, ver cómo hacemos porque, hay que replantear qué es lo que está pasando con el comercio en Argentina”, agregó Acuña, remarcó su convicción de que “en el comercio, en general, estamos como abandonados por los gobiernos de turno. Hay una idea falsa de que solamente teniendo un buen contexto económico y ventas, todo marcha solo y no es así. El Gobierno tiene que acompañar al comercio porque a veces hay un buen contexto económico pero no les llega a todos. Entonces, me parece, hay que ver estos temas”.
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