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DIEZ MESES CONSECUTIVOS DE CAÍDA EN LAS VENTAS EN SUPERMERCADOS

Según la consultora que mide para el sector, el consumo cayó 20,4 por ciento en octubre y en rubros sensibles como Bebidas y Limpieza la baja fue de 25 puntos. Los aumentos constantes de tarifas y los salarios abajo no les dejan margen a las familias.

Mientras el Gobierno y el sector financiero celebran ganancias millonarias en los mercados especulativos, en la vida real el régimen económico de Javier Milei -precios altos, tarifazos y sueldos bajos- muestra una postal diametralmente opuesta. El consumo masivo, el básico, el gasto de las familias en productos de la canasta básica, cayó 20,4 por ciento en octubre y encadena 10 meses consecutivos de derrumbe. El dato es histórico, pero hacia adelante se viene lo más duro: noviembre y diciembre, dos meses donde las ventas suelen ser altas, volverán a ser más bajas que el año pasado y Argentina tendrá, por primera vez en su historia, un año completo de caída del consumo.

¿La razón de este fenómeno inédito? No sólo es la recesión, que deprimió la compra de alimentos, sino que lo más importante es que los tarifazos del Gobierno, que duplicaron a la inflación, les quitaron a las familias el excedente que utilizaban para comprar productos básicos. Para ser justos, hay que advertir, también, que los datos del último bimestre ya comparan con una base alta de consumo, que tiene que ver con el recalentamiento de precios que hubo en plena campaña presidencial. Pero ese dato explica sólo las últimas tres comparaciones, no el resto del año, donde el consumo se derrumbó a igual nivel, comparando con bases incluso negativas.

Los datos surgen del último informe de la consultora Scentia, que trabaja para el sector comercial midiendo, en todo el país, tickets en todos los canales de venta (hipermercados, comercios barriales y pymes). El informe, al que accedió Página I12, refleja que, de sostenerse la tendencia, el año terminará con una caída de 12,8 por ciento. Para ver la foto completa, el Gobierno anterior dejó un consumo creciendo al 7,7 por ciento en noviembre, y ya en diciembre, post devaluación de Milei (que dejó los precios de la comida a niveles récord), se desaceleró a 1,4 por ciento. De allí en más, todo fue negativo: caída de 3,5 en enero, del 4 en febrero, del 7,4 en marzo, del 13,7 en abril, 9,9 en mayo, 12,4 en junio, 16 en julio, 17,2 en agosto, 22,3 en septiembre y 20,4 en octubre.

Para tener una idea de lo malo que fue este año y para evitar lecturas erróneas de que las bajas se deben a comparaciones con bases altas, hay que ver los números del 2023 de enero a mayo, donde hubo cifras bajas o negativas de consumo: en enero del 23, el consumo cayó 1,1 por ciento (en enero de este año un 3,5), en febrero del 23 la caída fue del 1,6 (este año un 4 por ciento), en marzo del 23 subió 1,6 (marzo de este año cayó 7,4), en abril del 23 hubo una caída del 0,3 (en este abril la caída fue de 13,7 por ciento). En mayo del 23, en tanto, el consumo cayó 3,1 (en mayo de este año cayó casi 10 puntos).

No se salva nada ni nadie

Uno de los síntomas de esta crisis es que el consumo no está yendo a ningún lugar, no cambia de canales. Según Scentia, las ventas en hipermercados en octubre cayeron 20,7, y en chinos y barrios un 20,2.

En paralelo, si se mira lo que pasó por rubros, todos los sectores tuvieron ventas negativas. Impacta, sobre todo, el derrumbe de ventas en Bebidas y productos de Higiene y Limpieza: Bebidas con Alcohol se desplomó 22,3 por ciento en octubre; Sin Alcohol un 21,7; Higiene y Cosmética un 25,8; y Limpieza del Hogar un 18,2 por ciento.

En Alimentos, la caída fue del 17 por ciento, al igual que Perecederos. El dato de color, los Impulsivos, las golosinas que se encuentran cerca de las cajas: las ventas cayeron arriba de los 29 puntos.

Los tarifazos, una bomba al bolsillo

En este escenario, no sólo los super advierten que esta caída del gasto responde a que la gente no tiene margen para ir al comercio una vez que paga los costos fijos. También lo hacen cada vez más consultoras económicas.

La firma Vectorial, que comandan Haroldo Montagú y Eduardo Hecker, advirtió ayer que los precios de los servicios, «con un incremento del 4,3 por ciento, continúan superando ampliamente a los precios de los bienes 2,1 por ciento en el índice. Los precios relativos al interior del índice se siguen “acomodando y rubros como Transporte y Salud ya se alinearon a los valores del 2019». Y agregan que «la depresión del consumo moderó el alza en alimentos y bebidas 1,2 por ciento, el rubro que más pesa dentro del índice. Las diferencias entre las canastas de consumo del IPC oficial y una que refleje patrones de consumo actuales evidencian una distorsión significativa en las mediciones, mostrando que la caída real del salario podría duplicar la reportada oficialmente».

Por su parte, EPyCA consultora, la firma de Martín Kalos, también dio a conocer un análisis general de la economía que refleja que «mientras la inflación promedio en el año fue de +107 por ciento interanual., para la división Vivienda, agua, electricidad, gas y otros combustibles fue de +217 por ciento, para Comunicación +169 por ciento interanual y para Enseñanza, +151 por ciento, que son las divisiones de mayores aumentos». Asimismo, precisan que «el IPC no se calcula a partir de un promedio simple, sino que las distintas divisiones se ponderan en base a la distribución de los gastos. Esos gastos fueron relevados en la Encuesta Nacional de Gastos de los Hogares (Engho) de 2004/2005. Esa ponderación no permite ver los cambios en la distribución de los salarios y en el consumo, cuando cambian los precios relativos. Por ende, el IPC actual no capta cabalmente cuánto está afectando en términos reales la inflación a los distintos tipos de variables, entre ellas los salarios. Esto alerta sobre el peso que están teniendo entre los sueldos y jubilaciones los bienes y servicios elementales que están aumentando en mayor medida que el IPC promedio, que luego se toma como referencia para negociaciones salariales y actualización de jubilaciones».

Lo mismo se vio en el último informe de Econviews, la consultora de Miguel Kiguel, muy cercano al Gobierno. Una analista de su firma subió un redes un gráfico mostrando que «si deflactamos los salarios con la inflación por la Engho de 2018, hay una caída adicional de 5,2 puntos este año». Y concluyó que, hoy, «las familias derivan una porción mucho mayor de su ingreso al pago de servicios públicos que antes».
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