La Asociación de la Magistratura defendió los procesos en los que se investigan delitos de lesa humanidad, en línea con el presidente de la Corte. Un gremio de trabajadores judiciales expresó su apoyo a un candidato.
Saber la inclinación electoral en el seno del Poder Judicial es una tarea dificultosa. En principio porque sus integrantes no pueden ventilar sus posiciones políticas.
Sin embargo, el idioma castellano es tan amplio que permite hacerlo sin cometer una infracción a la ley. Siempre que el orador tenga un poco de creatividad.
El presidente de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, Horacio Rossatti, se inclinó por Sergio Massa. Es lo que se interpreta cuando se decodifican sus declaraciones. “Hay gente que quiere tener responsabilidades públicas y no leyó la Constitución”, dijo el supremo durante un acto en el Congreso por los 40 años de la recuperación de la democracia.
El supremo advirtió en pleno tramo final de la campaña electoral que “no se puede decir cualquier cosa” sobre Malvinas, luego de que el domingo en el debate Javier Milei destacara la figura de Margareth Thatcher. Dijo que las islas del sur “no se pueden alquilar y no se pueden vender, lo dijimos en la Constitución”. Agregó el ex convencional constituyente: “Y cuando se habla de la vigencia de los Derechos Humanos y de la defensa de la moneda, está en la Constitución. Lo que pasa es que hay que leerla”. El libertario insistió con la dolarización.
Advertencia
El presidente de la Asociación de la Magistratura y la Función Judicial de Entre Ríos, Alejandro Cánepa, dejó trascender una carta en la que apuntó contra los discursos negacionistas que instaló en la campaña La Libertad Avanza.
“Me preocupa que a 40 años de la vuelta de la democracia y luego de los avances en materia de derechos humanos que ha realizado nuestro país, se reivindiquen discursos utilizados por la propia dictadura para justificar sus crímenes”, dijo el magistrado.
Y agregó: “Ha sido probado por investigaciones judiciales dirigidas por prestigiosos magistrados y operadores judiciales a lo largo y ancho de la Argentina, que no hubo una guerra, ni hubo excesos, sino que el Estado utilizó métodos terroristas, planificando y ejecutando la matanza de sectores determinados de la población para imponer un modelo económico, eliminando así también toda disidencia política”.
Para Cánepa, “el negacionismo no es un fenómeno novedoso, ya que lo hemos visto suceder a los procesos de justicia que distintas sociedades se han dado para superar lo traumático del genocidio. Sin embargo, ello no le resta peligrosidad ni letalidad, ya que la negación de los procesos históricos que han causado tanto terror y dolor social se siembra como caldo de cultivo para su repetición”.
El juez llamó a reivindicar el rol de la justicia argentina y de las víctimas y sus familiares, en el camino recorrido en torno a la búsqueda de la verdad y la condena a los responsables de forma pacífica, con las mismas reglas y normas con las que se juzga a cualquier ciudadano/a Argentino/a”.
Trabajadores
La Asociación Judicial de Entre Ríos (AJER) ha decidido no hacer público un posicionamiento. En primer lugar porque no hay una mirada en común. En segundo lugar porque ha traído problemas internos tomar posición en temas políticos. Uno de ellos fue cuando se abordó en el Congreso la ley para la interrupción del embarazo. Oportunamente, el sindicato que conduce Mario Brnusak lo hizo por la positiva.
En la Unión de Empleados Judiciales de la Nación (UEJN), de Julio Piumato, se inclinó por la candidatura de Sergio Massa, en línea con la CGT, central que integran.
No obstante, su versión entrerriana, al mando de Bibiana Stark, no expresó públicamente ningún posicionamiento. Si bien el gremio a nivel nacional se identifica con el peronismo, por estas pampas buena parte de los afiliados es todo lo contrario, según contó una fuente sindical.
Consultas en off a funcionarios y trabajadores al azar dan cuenta que el antiperonismo también se vive en los pasillos de los tribunales, pero aseguran que lo que está enfrente es muy extravagante. En una especie de “voto vergüenza”, nadie quiere decir nada. (PáginaPolítica)