¿Era Post-PC? ¿Qué era eso de la era Post-PC? Estamos en 2020 y el PC está más vivo que nunca. Es cierto que cada año se venden algo menos, pero tanto los equipos de sobremesa como sobre todo los portátiles siguen avanzando en prestaciones, y no hay mejor demostración que la que ha ofrecido un CES 2020 que, si bien no ha ofrecido revoluciones, si ha mostrado la buena salud del segmento.
De hecho hay vuelta de tuerca a la vista en el mercado de los portátiles. Intel parece haberse dormido en los laureles, y su tradicional omnipresencia en estos equipos se ve ahora amenazada por dos rivales. Qualcomm está atancando por un flanco con sus nuevos Snapdragon 8cx, pero es AMD la que ha dado un verdadero puñetazo en la mesa con unos AMD Ryzen 4000 que le podrían poner las cosas muy complicadas a Intel en este segmento.
Un mercado dominado (hasta ahora) por Intel
Cualquier usuario que esté a la busca y captura de un ordenador portátil o convertible se encontrará con una situación inquietante: el dominio absoluto de Intel hace que las opciones varíen en forma y fondo, pero lo hagan poco en cuanto a la oferta de procesadores disponibles.
Durante el CES de hecho hemos visto cómo los grandes fabricantes han sacado pecho con sus nuevos modelos, que en muchos casos estaban basados en los nuevos Intel Core de 10ª generación. Estos equipos empiezan a estar disponibles ya, pero el catálogo actual sigue masivamente poblado de Intel Core de 8ª generación y, quizás en menor medida, de micros Intel Core de 9ª generación.
Intel ha hecho un buen trabajo durante los últimos años para lograr ese dominio: sus propuestas en el ámbito de los portátiles eran más competitivas tanto en precio como prestaciones, y las pocas alternativas que surgían de AMD lo hacían habitualmente atacando gamas de producto más asequibles.
Los fabricantes se han volcado totalmente con Intel desde hace años, pero es que no tenían muchas razones para hacer lo contrario. AMD intentó en 2019 atacar este mercado con sus Ryzen 3000, pero sus propuestas seguían sin ser competitivas para los fabricantes -que son los que al final deciden qué componentes integran en sus máquinas- y aquel esfuerzo no cambió demasiado las cosas.
Ahora sí podría hacerlo. Y no solo por AMD.
Qualcomm se apuntan a la fiesta…
En 2020 las cosas podrían cambiar, y hay dos empresas que desde luego tienen intenciones serias de que eso ocurra. La primera de ellas es Qualcomm, una firma que lleva tiempo haciendo guiños al segmento de los portátiles y los convertibles.
Aquellos primeros modelos se quedaban cortos en prestaciones, pero más tarde llegarían procesadores como los Snapdragon 850 y los recientes Snapdragon 8cx, que son precisamente han comenzado a hacer acto de presencia en algunos equipos como el Lenovo Yoga 5G que la firma ha presentado en este CES.
Las ventajas que plantea Qualcomm son las de la eficiencia y la de la conectividad integrada (ahora 5G) con estas soluciones, pero lo cierto es que esas mismas promesas ya se realizaron con anteriores generaciones de producto (entonces, con 4G/LTE) y de momento esas propuestas no han cuajado.
Parte de la culpa es de Microsoft, ya que el soporte de Windows 10 a la arquitectura ARM no es total. Lo pudimos comprobar en nuestro análisis del Surface Pro X, un convertible basado en un Microsoft SQ1 desarrollado por Qualcomm -y por lo tanto probablemente similar a los 8cx- que demostró comportarse bien en muchas facetas, pero que tenía un catálogo de aplicaciones limitado al soporte de aplicaciones de 32 bits o de aquellas de 64 bits compiladas para ARM.
Esos problemas se unen a unos precios que no ayudan a equilibrar la balanza y a una autonomía que no va mucho más allá de lo que consiguen muchos portátiles «tradicionales» basados en procesadores de Intel.
Queda por ver si los Snapdragon 8cx consiguen solucionar parte de esos problemas, pero aquí Qualcomm no solo depende de sí misma, sino de una Microsoft que debe trabajar duro para que Windows 10 en ARM sea tan versátil como lo es en x86-64.
… pero es AMD la que tiene más papeletas
La llegada de equipos ARM basados en Windows 10 es desde luego una noticia llamativa, pero a priori el segmento seguirá dominado por las propuestas basadas en la arquitectura x86-64 que es la que este sistema operativo puede aprovechar al máximo. Es ahí donde Intel ha logrado dominar el escenario de portátiles y convertibles, pero ahora AMD plantea cambios importantes.
También hay promesas en el ámbito de sus GPUs integradas, un terreno en el que precisamente puede aprovechar al máximo la experiencia de sus APUs y un argumento que podría hacer que estos equipos se convirtieran en opciones interesantes incluso para gamers ocasionales incluso en los procesadores de la serie U, más comedidos en prestaciones pero aún así prometedores.
De hecho habrá también variantes de estos procesadores precisamente destinadas a portátiles gaming. Los Ryzen 4000 de la serie H tienen TDP de 45 W, lo que los convierte en potentes y ambiciosas propuestas para esos equipos que además irán siempre acompañadas de gráficas dedicadas (que no tienen por qué ser solo de AMD).
Son ya varios los fabricantes que han comenzado a lanzar equipos basados en estos procesadores: los ASUS ROG G14 y G15, los Lenovo Yoga Slim 7, los Acer Swift 3 o los MSI Bravo 15 son algunos de los primeros en inaugurar un catálogo que según AMD crecerá de forma notable en los próximos meses: esperan tener más de 100 modelos distintos de diversos fabricantes basados en este tipo de procesadores antes de que acabe el año.
¿Intel se duerme en los laureles?
Y mientras, Intel no parece tener planes inmediatos de responder a esas amenazas. En su participación en el CES si habló del futuro lanzamiento de nuevos procesadores de la serie H para equipos para gamers, pero será interesante ver cómo compiten sus soluciones actuales de la familia Ice Lake con esos nuevos micros de AMD.
A priori no parece que lo vayan a tener fácil, al menos sobre el papel. El Intel Core i7-1065G7 es uno de esos nuevos micros que empezamos a ver en equipos como los nuevos Dell XPS 13 (9300), y desde luego cuenta con una buena base: litografía de 10 nm, 4 núcleos y 8 hilos de ejecución (1,3 GHz de base, 3,9 GHz con Turbo) y un TDP de 15 W. Su GPU, una Intel Iris Plus, trabaja a 300 MHz, aunque puede llegar a funcionar a 1,1 GHz.
Es el más potente de los micros para portátiles de Intel a día de hoy, pero muy pronto tendrá que enfrentarse al AMD Ryzen 7 4800U, que está fabricado en litografía de 7 nm, tiene 8 núcleos y 16 hilos de ejecución (1,8 GHz de base, 4,2 GHz en modo Turbo) y un TDP de 15 W. Su GPU trabajará a una frecuencia máxima de 1,75 GHz.
Las cosas pueden cambiar, pero con esas características todo apunta a que AMD tiene una gran ventaja en prestaciones, y si la promesa de los responsables de AMD se cumple estamos ante unos micros que le van a poner las cosas muy difíciles a Intel.
Es extraño por tanto comprobar cómo Intel no hizo apenas mención de futuras soluciones: sí habló de Tiger Lake como microarquitectura sucesora de Ice Lake, pero aún tardaremos meses en ver procesadores y máquinas basadas en ellos, y eso nos deja con un panorama realmente sorprendente.
Uno en el que a Intel se le podría acabar su particular fiesta en portátiles. AMD y Qualcomm quieren unirse a esa fiesta, y tienen muchas papeletas (sobre todo en el caso de AMD) para hacerlo. Ahora queda por ver cuál es el rendimiento real de esos equipos basados en AMD y la respuesta real de los fabricantes, del resto de la industria y, por supuesto, de los usuarios. La cosa se pone interesante, desde luego.