El presidente de la Nación, Mauricio Macri, tratando de convertir en lluvia la tenue garúa de inversiones extranjeras que su Gobierno consiguió hasta ahora, dijo en Davos, Suiza, ante gobernantes de todo el mundo, que en Sudamérica “todos somos descendientes de europeos”.
Macri es hijo de un inmigrante italiano enriquecido, y se ha dedicado a gestionar las empresas del padre sin muchas preocupaciones de otra índole. La pobre formación que le ha permitido su trayectoria vital lo llevó a considerar con simpleza que todos comparten sus prejuicios, que son los de la clase “alta” argentina, que él, como advenedizo, expone sin filtros ni matices.
Notablemente, la actual mujer de Macri, Juliana Awada, es descendiente de una familia libanesa, y el Líbano es un país árabe situado en Asia. Es decir, ni ella ni su hijita Antonia son enteramente “descendientes de europeos” como pretende erróneamente Macri. Se trata de una omisión que a nivel familiar no le provocará ningún problema a nuestro ilustrado presidente.
Solo europeos, nativos abstenerse
En otro tiempo, las leyes no consideraban “población” a los negros, que eran asimilados a semovientes, al ganado, y merecían el trato de cosas, como marca el “código negro” francés para los esclavos introducidos en Haití desde el África.
Los negros no eran personas ni constituían población, pero eran en cambio piezas valiosas dignas de cuidado como bienes de transacción. En este sentido, la frase de Macri se entendería en tiempos de la esclavitud, porque la población, sin contar la mayoría india y negra, era efectivamente descendiente de europeos.
Pero actualmente, en boca del presidente de la nación y dirigida a los oídos de otros presidentes, suena racista, ignorante, discriminatoria y arrogante.
Macri pronunció sus palabras sobre la supuesta condición europea de todos los sudamericanos en el foro de Davos, en una conferencia de prensa, invitando a la Unión Europea a comenzar un acuerdo con el Mercado Común del Sur (Mercosur).
“Yo creo que la asociación entre el Mercosur y la Unión Europea es natural porque en Sudamérica todos somos descendientes de europeos”, expresó Macri y volvió a negar la existencia de los pueblos originarios y de los habitantes descendientes de migrantes de otras regiones del mundo. Ya lo había hecho el año pasado, cuando en los festejos por el Bicentenario de la Independencia lanzó: “Somos todos hijos de europeos en América Latina, principalmente. Creo que es natural que trabajemos juntos”.
Posiblemente Macri y sus funcionarios ignoren la existencia de población indígena en la Argentina; por lo menos es seguro que anhelan el “blanqueo” de la población, como lo han expresado desde viejos socialistas y positivistas de los siglos XIX y XX hasta funcionarios del Proceso.
Pero es posible también que traten de allanar el camino para amigos en los negocios que ven algún obstaáculo en la resistencia indigena, por ejemplo en los mapuches en su territorio ancestral comprado por Benetton y Lewis, éste magnate inglés socio y amigo de Macri.
Macri expresa el pensamiento colonialista que niega los pueblos originarios y sus culturas, que se están recuperando en Sudamérica posiblemente ante la crisis del sistema capitalista mundial y sus secuelas en nuestro subcontiente , el socialmente más desigual del planeta.
Algunas opiniones
Eduardo Gudynas, secretario ejecutivo del Centro Latino Americano de Ecología Social (Claes) en Uruguay, opinó que Macri “en un segundo negó millones de indígenas sudamericanos”.
Por su parte, Alejandro Grimson, doctor en antropología por la Universidad de Brasilia e investigador Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet) en Argentina, sostuvo en el diario “Página/12″ que “la antropología y otras ciencias han demostrado exhaustivamente (que) ni en Argentina ni en América Latina somos ‘todos descendientes de europeos’”.
Según un estudio realizado en 2005 por el investigador Daniel Corach, director del Servicio de Huellas Digitales Genéticas de la Universidad de Buenos Aires (UBA), “el 60 por ciento de los argentinos tiene antecedentes indígenas, componentes genéticos amerindios, de los pueblos nativos”.
“Eso no significa que seamos indígenas (sino que) que nuestras ascendencias son mucho más diversas de lo que pretende el imaginario europeísta que el presidente vuelve a promover”, completó Grimson.
La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) estimó que en 2010 vivían en Sudamérica 20.370.000 de indígenas, unos 955.000 de ellos en Argentina.
Hay 45 millones de indígenas en Sudamérica
De acuerdo a los datos censales, para el año 2010, la población indígena estimada de América Latina rondaba las 45 millones de personas, de las que 17 millones viven en México, siete millones en Perú y 6,2 millones en Bolivia.22 sep. 2014
América latina tiene 45 millones de indígenas, que representan el 8,3 por ciento de la población.
En la Argentina hay numerosos pueblos indígenas: los Chiriguanos Chané; los diaguita-Calchaquí; Kollas, Mapuches; Mbya-Guaraní; Mocovíes; Pilagá; Tehuelches; Tobas y Wichi.
Hay en toda Sudamérica comunidades indígenas que expresan su voluntad de preservar la diferencia cultural que los distingue de otros grupos sociales y están decididos a a fortalecer sus instituciones sociopolíticas, Al mismo tiempo, aspiran a desarrollar, en el seno de las sociedades nacionales de las que forman parte, nuevas pautas de convivencia social en la diversidad.
Los pueblos indígenas no sólo reivindican la ocupación continua de tierras ancestrales o al menos de parte de ellas y sobre todo el vínculo que los une. Las tierras, el hábitat, el paisaje, el territorio, son la condición indispensable para el mantenimiento de su identidad como pueblo. (aim)