«Preocupación pero confiados en que finalmente la ley será aprobada», resume el clima imperante en la Casa Rosada, dando por hecho que a la madrugada de este martes ya podrían contar con la Ley de Reforma Previsional y por tanto como es habitual a primera hora de la mañana se llevará a cabo la tradicional reunión de Gabinete.
Se estima que Macri se ocupará de analizar los errores que llevaron a que la iniciativa (que tenía el apoyo de los gobernadores) terminara en un caos en el Parlamento y provocó la demora en su aprobación y que el Ejecutivo tuviera que ceder otorgando un bono para los jubilados. Puertas adentro sostienen que los más afectados por el juicio presidencial podrían ser Rogelio Frigerio y Emilio Monzó.
Para el Gobierno la aprobación de esta ley previsional representa un ahorro del 0,6% del PBI. El bono, al ser por única vez, no afecta las jubilaciones futuras. Este punto no es menor porque el 45% del gasto público se destina al pago de jubilaciones; entre 4 a 6 puntos para la AUH y entre 9 a 10 puntos en salarios. Argentina hoy cuenta con unas 21 millones de personas que dependen de los ingresos públicos, es decir que casi la mitad de la población.
Estos datos demuestran con claridad que «el sistema previsional no tiene sustentabilidad», aclaraba a ámbito.com una alta fuente de la Casa Rosada. Por esta razón es que para el Gobierno esta ley se ha convertido en uno de los pilares de las reformas que Macri aspira a llevar a cabo.
A esto se le suma que hoy la relación entre trabajadores en blanco por cada jubilado es de 1.4 cuando la relación ideal sería 3 trabajadores activos por cada pasivo. Y otro de los problemas es el trabajo informal que llega a que 1 de cada tres trabajadores está en negro.
Este problema, el Gobierno de Macri aspira morigerarlo con el proyecto de ley de Reforma Laboral, que a la luz del paro de la CGT en rechazo a la reforma previsional, en la Rosada ya dan por hecho que esta iniciativa será tratada en el Parlamento recién en febrero.
La apuesta de Macri para bajar el déficit de manera gradual es a través del crecimiento. En este sentido, en el Gobierno saben que las imágenes de escenas de violencia no ayudan a convencer a los inversores que la «Argentina comenzó una etapa de cambio».
De hecho la pregunta recurrente que en el exterior le suelen hacer a los funcionarios cuando viajan es «cuánto va a durar» en referencia a que la Argentina volvió a ser «normal». Es que la inestabilidad política ha caracterizado a la Argentina en los últimos 20 años y esto aún pesa en la memoria de los inversores. Al respecto, la inversión ha crecido alcanzando el 21% en relación al PBI (un buen guarismo) pero estos fondos vienen mayoritariamente de capitales nacionales.
La actitud de Macri frente a estos incidentes es que los hechos de violencia «no impidan el funcionar de las instituciones», como comentó una fuente del entorno presidencial.
Así se explica que la agenda de actividades se mantuvo inalterable y el jefe de Estado permaneció en la Casa Rosada monitoreando diversos temas. De todas maneras el Presidente estuvo informado de los acontecimientos en la marcha por el jefe de Gabinete, Marcos Peña y el ministro del Interior, Rogelio Frigerio.
También en la Rosada hubo una reunión a la cual asistió el presidente del Banco Central, Federico Sturzenegger, Mario Quintana, el ministro de Finanzas, «Toto» Caputo. El motivo de la reunión: «rutina» y «discutir cuestiones del pago electrónico vía celular» fue la escueta respuesta.
En el seno del Gobierno hay bastante fastidio con la actitud tanto de los gobernadores (que conocían bien las características del proyecto previsional) y con la CGT que convocó un paro afectando a los trabajadores que «perderán su presentismo».
En el fondo, en la Casa Rosada están convencidos de que existen algunos sectores de la política que buscan «es desestabilizar al Gobierno» para que así quede demostrado que el «único modelo de país es el que lideraba el kirchnerismo». Este discurso es también funcional para la izquierda y ciertos sectores del peronismo. (ámbito.com)