Federalaldia
Un paso adelante en el tiempo

CHAMAMÉ DE LA HUMANIDAD, POR ROBERTO ROMANI

Al celebrar este 19 de septiembre el Día del Chamamé, los argentinos juntamos las almas del terruño con los árboles altos de algarabía, proclamando la razón de nuestra pertenencia al sonido y a la intención que nos presenta ante el mundo.


También resulta una forma propicia de preparar nuestros corazones montieleros para la evocación de la magia creadora de Abelardo Dimotta, nacido en diciembre de 1921, y que desde Villaguay alumbró con belleza y alegría los escenarios de la tradición que no muere.

CHAMAMÉ: declarado Patrimonio Cultural de la Humanidad, en todas las latitudes de la esperanza se habla de tu aliento americanista, y de tu estrella bienhechora que invita al baile, desde los cuatro puntos cardinales de la dicha litoral.

Yo aplaudo tu existencia libre y festiva.

Y todos valoramos tu cadenciosa espiritualidad de acordeonas trasfogueras, mientras las nostalgias costeras del canto lugareño se endulzan en el aljibe perfumado de tus guitarras criollas.

Los abuelos dormidos de la tierra madre comparten con regocijo bien criollo y argentino el estremecimiento de siglos que golpea nuestros pechos ilusionados, cuando tu profundo secreto armonioso recorre la piel sensible y sale hacia la noche de los tiempos como un desprendido llamado ancestral, pleno de emoción, hondo de entusiasmo.

Ese grito zahareño y desafiante prolonga tu historia y tus sentimientos, mientras tu alarde musiquero sigue hurgando en tu corazón guaraní hasta encontrar el júbilo y la rosa.

Cerca del instrumento, otro fuego ilumina el baile, cuando por las calles y el cielo miles de abejas zumbadoras nos hablan de nuestras raíces, y siembran luciérnagas en las gargantas del pueblo.

Y allí el encanto indescifrable, el idioma sin palabras; la felicidad que siempre florece.

En nuestros ojos, la certeza de arrullar un largo chamamé, ardiente de luz, vibrante de fe; un sentido sapucay, multiplicado, con rumbo a la eternidad del amor.

Fuente Muro de Facebook de Roberto Alonso Romani