Tampoco esta vez hubo dudas. Alberto Fernández comenzó golpeando donde duele a Mauricio Macri: le recordó el blanqueo de millones de su hermano, bajo su gobierno. El Presidente contragolpeó con la corrupción en la obra pública y Fernández le señaló que es el hijo de Franco Macri y formó parte de sus negocios con el Estado. Macri se quejó de que hablaran de un muerto, cuando fue él quien lo vinculó a la corrupción a pocos días de la muerte de su padre. E insistió con José Espert en preguntarle a Fernández cómo no vio nada. En el tema del empleo, el Presidente volvió a sufrir fuego cruzado por las consecuencias de sus políticas y sólo pudo prometer un futuro mejor.
Así arrancó la segunda parte de un debate donde todos se conocían las estrategias. Fernández siguió en su plan de atacar primero. Macri se mostró más decidido a ingresar en la pelea, en la que terminó incluso polemizando con Nicolás Del Caño. Espert compitió con Juan José Gómez Centurión en las propuestas más de extrema derecha. Roberto Lavagna siguió al margen y sin encontrar un lugar claro en el debate.
«Siempre he sido coherente. No cambio para acomodarme. Tengo un compañero de fórmula que siempre da la cara», lanzó Macri al comenzar, en plan de atacar desde el inicio a Fernández. El candidato del Frente de Todos no se quedó atrás. «Sabemos que un presidente no se debe involucrar en la Justicia, tampoco debe firmar decretos que beneficien a su hermano», le facturó los millones que blanqueó Gianfranco Macri. Tampoco dejó de hablar del dedito acusador: «En la última semana, se habló mucho de mi índice. Mi índice solo marca errores y señala inconductas. Sería bueno que nos dediquemos a otros índices: el de la desocupación, la pobreza y la inflación».
Tanto Del Caño como Lavagna recordaron el estallido social en Chile. El candidato del FIT se quejó del formato del debate y Gómez, de los medios: «Hablaron del uso de mi tiempo, pero no de mis propuestas».
Seguridad
El de seguridad era un bloque en el que Macri quería recuperarse de la mala performance del primer debate. Sin embargo, no se lució. Llegó a contestarle a Del Caño sobre el caso de Santiago Maldonado. «Los peritos dijeron que las denuncias eran falsas. Fue un ataque a una fuerza que combate al narcotráfico. No fue casualidad», dijo en un extraño intento de vincular al artesano y a los mapuches con el narcotráfico. «Las cosas que tenemos que escuchar. El 65 por ciento de las causas son para perseguir a pibes y pibas», le devolvió Del Caño sobre la política oficial ante el narcotráfico.
En la avenida del centro, Lavagna propuso «ni la mano dura, ni tampoco la mano flácida. En algunos casos el puño cerrado para defender a los nuestros. En el caso de los delitos de género, quien los comete es un delincuente y debe ser penalizado con todo el poder de la ley. Quienes han mirado para otro lado, deben ser penalizados».
A su derecha, comiendo la banquina, Espert se lanzó a proponer la baja de edad de imputabilidad, la eliminación del derecho al voto de los presos, el encarcelamiento de piqueteros («Cuidado, Grabois»). «Tenemos que desterrar el concepto al garantismo. La doctrina de Zaffaroni y sus fans, algunos de los cuales, Fernández, están cercano suyo. Le vamos a dar todo el apoyo a la policía para que use el arma contra el potencial delincuente», propuso. Centurión recorrió una ruta similar.
«Soy el único abogado. Hace 35 años que enseño Derecho Penal. La causa de la seguridad nadie la está atendiendo. Es más fácil hablar de mano dura, de penas más fuertes. Pero está directamente vinculado a la desigualdad de una sociedad. El modo es generar más igualdad», sostsuvo y propuso crear un Consejo de Seguridad.
Macri buscó diferenciarse con la política contraria a «la puerta giratoria»: «Cuando Alberto Fernández era jefe de Gabinete, llegamos a importar 20 mil kilos de efedrina. No van a cambiar», advirtió.
«Gracias a Dios, presidente Macri, no nos parecemos en nada. Por mucho de lo que usted dice el consumo de droga y marihuana ha aumentado. Eso quiere decir que el negocio está proliferando», lo cruzó Fernández, quien remató: «Tenemos que ser serios, Presidente: el presupuesto de seguridad cayó un 38 por ciento con respecto a 2015. Hablemos de verdad». Macri volvió a la carta y acusó al kirchnerismo de darle «un gatillo fácil a los delincuentes. Si alguien apuñala, la policía lo tiene que detener». Lo último fue un nuevo aval a Chocobar.
Empleo
La sección de empleo comenzó con propuestas patronales: Espert vinculó los derechos laborales con Mussolini, dijo que los sindicalistas son «corruptos, delincuentes y partícipes necesarios de algún asesinato». «Es necesario derribar el edificio legal sobre el que se construyeron las relaciones laborales», lanzó. Y propuso eliminar indemnización por despido y también los aportes patronales «No es una propuesta pro empresaria», aclaró.
Del Caño se ubicó en el costado opuesto. Cuestionó la reforma laboral, propuso bajar la jornada laboral y fue el único en hablar de un cupo trans. «Cada vez que lo escucho a Macri confirmo que jamás va a poder entender lo que sufre una familia cuando se queda sin empleo. Nos deja dos millones de desocupados», acotó.
«La Argentina hoy tiene la tasa del desempleo más alta de los últimos años. Tenemos un presidente que piensa que el trabajo es un costo y, por lo tanto, no se preocupa. Los emprendedores son monotributistas que se suben a una bicicleta y reparten pizza. El Presidente uberizó la economía argentina. El trabajo registrado es la mejor garantía de paz social», insistió Fernández. «En los tiempos de Macri se cerraron 43 pymes por día. Vamos a poner en marcha las pymes y para eso vamos a dejar de pagar tarifas dolarizadas, que solo benefician a los amigos del Presidente», le comió los tobillos.
«Ellos hablan de empleo que entre 2011 y 2015 se estancó. Es verdad que tuvimos un problema de empleo en este año. Es verdad que creamos muchos empleos informales. Cuando pase la incertidumbre electoral, la Argentina va a crecer», prometió Macri.
«La obra pública es una matriz de corrupción. Se robaban la plata de las obras. Alberto Fernández se fue sin denunciar nada», buscó acorralarlo Macri. «Fue la peor gestión de la energía de la historia.»
«En materia energética lo que hizo (Macri) fue el llenar los bolsillos de sus amigos. Subió las tarifas de forma tan cruel que la Argentina se quedó sin energía –le devolvió Alberto Fernández–. Usted se pregunta cómo en la gestión no vi la corrupción en la obra pública. ¿Y usted en el clan Macri no vio la corrupción en la obra pública? Después que murió, nos contó que el responsable era su padre. A mí no me va a correr».
«A la luz de los procesamientos, más que un Gobierno hubo una asociación ilícita. ¿Usted no vio nada?», se sumó Espert.
«Cuando no estuve de acuerdo, me fui. Nunca fui citado por una causa por corrupción. No es la suerte del Presidente, al que lo esperan más de cien causas», contestó Fernández.
«Es de muy mal gusto citar en este mundo a una persona que ya no se puede defender», dijo Macri sobre su padre, pese a que fue él quien dijo que estaba involucrado en el delito. «Pero claro teniendo que tapar los bolsos de José López, Lázaro Báez… Usted no vio nada. Es imposible de creer.» Justo entonces se le terminó el tiempo y se quedó con ganas de decir más.
Federalismo
En el bloque sobre federalismo, Espert arrancó proponiendo eliminar la coparticipación. «No significa eliminar personas», aclaró, nuevamente. «La Argentina dice ser federal, pero no lo es. Las provincias mendigan la parte que les toca. Propongo hacer un país federal», comenzó Fernández y Macri le fue a la zaga: «Ahora el kirchnerismo habla del federalismo, después de usar el látigo y la chequera. Ya avisaron que le van a sacar los recursos a la Ciudad de Buenos Aires». El Presidente recorrió los lugares comunes del discurso PRO como «nos dejaron un Estado lleno de militantes» o «no ven que Maduro es un dictador» e incluso: «Nos dicen que ahora quieren la libertad de prensa, pero fantasean con una Conadep para juzgar a los periodistas como si fueran terroristas de Estado».
«El Presidente está preocupado de cómo le irá la prensa conmigo. Fui a dar entrevistas a mis principales opositores. El Presidente, no. Les pidió a los medios que encubran sus principales errores. La prensa corre peligro con él, no conmigo», le retrucó Fernández.
«Lo único que reconoce Fernández fue normalizar el Indec. Qué paradoja, porque él firmó el primer decreto de intervención», le asestó Macri.
«Quisieramos saber qué pasó con los parques eólicos, presidente. O cómo fue que su hermano terminó blanqueando dinero cuando la ley se lo prohibía. Y qué va a hacer con el Correo, al que no le pagaban mientras su hermano tenía dinero en el exterior», le preguntó Fernández.
«Quedó claro que el kirchnerismo y Alberto son lo mismo. Dijo la primera verdad en la campaña: Cristina y yo somos lo mismo. Quieren una Justicia militante», lanzó Macri.
«Se deterioró la calidad institucional. Macri dijo que la iba a mejorar, pero lo primero que hizo fue poner dos jueces en la Corte por decreto. Usurpó un cargo en el Consejo de la Magistratura, vació una Cámara federal», contraatacó Fernández.
Otros quisieron terciar por izquierda o por derecha. «Viendo cómo se tiran misiles, me causa gracia. Pero deberían abrazarse», hizo de comentarista Espert. «Hemos visto cómo se tiran acusaciones de los dos lados. Macri se la pasó hablando de transparencia cuando en su Gobierno se dictó un decreto para salvar a su familia de la deuda del Correo. Puso a Aranguren que venía de la Shell y esa empresa se llenó los bolsillos», intentó sumarse Del Caño.
Vivienda
A la derecha del televisor, Centurión despotricó contra «los planes y los piqueteros». Espert dijo que se les puede pagar la mitad a los jubilados. «Hay que decir la verdad, aunque cueste votos», sostuvo.
«En el tema de la pobreza es donde menos quiero parecerme a usted. Lo más grave es cómo multiplicó el hambre», lo atacó de entrada Fernández al Presidente.
«Es indignante escucharlos hablar de pobreza. No les creo nada. Lo único que hicieron fue ocultarla. En 2014 le dice a la presidenta que era inmoral ocultar la pobreza. Siempre han usado a los pobres y han hecho clientelismo. En 35 años en La Matanza no pudieron hacer una obra», lo cruzó Macri, que reconoció: «Lamentablemente, la crisis de abril dio marcha atrás con lo que habíamos logrado». Luego dijo que buscaba «hablarles a la familia que tienen un crédito UVA. A partir de enero sus créditos van a ajustarse por salarios». Esa alusión le costó caro.
«Los créditos UVA fueron una estafa, Macri», se lanzó Del Caño, el único en hablar de la minería y el agronegocio.
«Parece que Macri se acordó de la vivienda en los últimos cinco minutos. El presupuesto de la Vivienda se redujo sensiblemente. Los créditos UVA iban a ser una solución y son un drama para miles de familias», lanzó Fernández.
«Aguantar la agresividad kirchnerista es duro. Pero aguantar que digan que ellos son los que saben es increíble. Lo peor es que voy a tener que escucharlo en tres semanas diciéndome las mismas cosas. Espero haberme ganado el cielo», se esperanzó Macri con debatir para un ballottage. (Página/12)