En las próximas horas se comenzará a contar una de las grandes historias científicas de nuestro tiempo: la de la sonda Parker Solar Probe, que a merced de temperaturas de hasta 1.370° se acercará como nunca antes al sol para revelar algunos de los grandes enigmas que lo rodean desde que el mundo es mundo.
El lanzamiento, previsto inicialmente para el sábado fue aplazado por un problema técnico -la cuenta regresiva fue detenida cuando restaba 1 minuto con 55 segundos por un desperfecto en la presión de helio- y finalmente se llevó a cabo este domingo.
«Es la mayor misión enviada hasta el momento. Volará más cerca del sol que cualquier otra, y lo hará varias veces», explicó en diálogo con ámbito.com Rob Decker, científico adjunto en el diseño y construcción de la nave y los instrumentos, que costaron a la NASA unos u$s 1.500 millones.
A una velocidad máxima de 692.000 km/h, PSP sobrevolará Venus durante siete años para acercarse y durante su aventura atravesará la insoportable atmósfera solar 24 veces. Para ello contará con un traje propio de un superhéroe de Marvel.
PSP sobrevolará Venus durante siete años para acercarse.
«El sistema de protección térmica resguardará el hardware vital y los instrumentos delicados con una placa de carbono de 2,4 metros de ancho y 11,4 centímetros de grosor, recubierta con una superficie blanca de plasma que reflejará el calor intenso lejos de la nave», detalla Decker. Mientras que el escudo térmico alcanzará 1.370°, el interior de la nave exhibirá registros más parecidos a los de un verano porteño, cercanos a los 30°.
Otro de los grandes adelantos es la refrigeración. «El sistema de energía será refrigerado activamente por agua», apunta. Los paneles solares se expondrán de forma gradual y automática, a medida que Parker Solar Probe se aleje o acerque al sol. Para evitar que las áreas más sensibles ardan, el calor se transferirá a un sistema de radiadores mediante tuberías que bombearán casi 4 litros de agua para mantenerlas frías.
- Enigmas sin resolver
La sonda se acercará tanto que quedará a la mitad de la distancia a la que estuvo la nave Helios 2 en 1976, por lo que debería echar luz sobre los dos mayores enigmas del astro: las bruscas diferencias de temperatura y la increíble aceleración de sus vientos.
«La fotosfera, su superficie visible, tiene una temperatura de 5.500°. Pero en la corona solar que forma su atmósfera, sorprendentemente salta a millones de grados», apunta Decker. ¿Cómo sucede? Es una pregunta importante que Parker ayudará a contestar.
La otra es: ¿Cómo se acelera el viento solar a velocidad supersónica?
Está comprobado que el plasma coronal caliente de la corona, lo que se llama viento solar, toma un impulso frenético de varios cientos de kilómetros por segundo. Pero aún no sabemos por qué. «Es un flujo supersónico, más rápido de lo que puede propagarse una onda de sonido», grafica el especialista.
- Riesgos
En su viaje infernal, PSP deberá estar atenta a las erupciones solares, a las eyecciones de masa coronal y a las pequeñas partículas que forman la nube de polvo interplanetario.
Pero, claro, el mayor peligro será el calor extremo. Por eso, explica Decker, «la protección de carbono siempre debe apuntar hacia el centro del sol, dentro de un rango de tolerancia bien definido, de modo que la nave se encuentre en la sombra y permanezca fría». A tal fin, «sensores especiales detectarán las pequeñas desviaciones de la orientación y un sistema las compensará y reorientará a PSP a una posición segura», agrega.
Las mediciones, además de brindar nuevas pistas sobre el pasado y futuro de nuestra galaxia, podrán aportar las claves para enfrentar amenazas más actuales, como las potentes tormentas solares que perturban el funcionamiento de la red eléctrica terrestre y amagan con provocar un apagón tan extenso como impredecible.
La sonda cumplirá viejos sueños de la comunidad científica y también los de muchos visionarios autores de cuentos y películas de ciencia ficción que imaginaron el desafío de viajar al sol. Y por supuesto los de Eugene Parker, único investigador que tiene el honor de prestar su nombre a una misión en vida. Hace décadas elaboró las teorías más lúcidas sobre el comportamiento del sol y sus vientos. Hoy, a sus 91 años, casi podrá rozarlo con los dedos. (ámbito.com)