La movilización del 21-F reordenó el mapa político sindical en la Argentina. La resistencia multisectorial contra las reformas previsional, laboral y tributaria que se orquestó en noviembre del año pasado se materializó este miércoles en el surgimiento de un nuevo brazo gremial opositor a Cambiemos, que acechará el futuro del país y las presidenciales de 2019. La red será una «Coordinadora Sindical».
Los sindicatos moyanistas de la CGT, las dos CTA de Hugo Yasky y Pablo Micheli, las organizaciones enroladas en la Corriente Federal de Trabajadores (CFT) del radical Sergio Palazzo y los movimientos sociales, con Barrios de Pie, la CTEP, La Alameda y la CCC a la cabeza, confluyeron en un armando que será protagonista de las protestas que se avecinan contra el Gobierno nacional. El conflicto docente y los despidos de estatales motivarán la próxima medida de fuerza. «Vamos a tratar de ampliar al máximo la unidad y la continuidad de la lucha, de ninguna manera se descarta el paro nacional», sentenció Hugo Yasky.
Juan Grabois, de la CTEP, movilizó a la 9 de Julio por las medidas «insensibles» que se aplican en un año par, pero con la mirada puesta en los impares. «Hay que reconocer que la composición trabajadora no es más la del ’55. Hay un tercio de los trabajadores que se inventaron su propio trabajo, la denominada economía popular. Tiene que haber una central única, unida y con distintas visiones. Por ahora tenemos una alianza táctica en la convicción de que este modelo perjudica a todos», celebró.
La unificación de la CGT, la CFT, las CTA y las cooperativas conlleva detrás un complejo entramado institucional a resolver: las representaciones gremiales por actividad, las afiliaciones y los cambios de estatutos. Una posibilidad es que la CGT reconozca a la CTEP como un sindicato que agrupa a todos los trabajos de la economía popular. «Estaríamos por dos años sin congresales porque algunos muchachos se asustan por la representación que podemos alcanzar y se van a tener que desatornillar del sillón», insinuó Grabois. «Por un tiempo será una transición, pero está claro que el movimiento obrero organizado no va a poder representar a la clase trabajadora en el siglo XXI si no incorpora a nuestros compañeros», desafió. El pedido de los cooperativistas no es nuevo. Se presentó en 2011 ante Juan Carlos Schmid, pero genera tanto pánico cegetista que se exploran otras vías.
La «Coordinadora» se formó entre internas. Para evitar problemas de cartel, la conducción quedará a cargo de una mesa de conducción con cinco sillas principales. El leitmotiv es la unidad, pero no fue fácil. La crisis del triunvirato cegetista y la oficialización del divorcio entre el moyanismo y los gordos e independientes, ayudaron. Una es consecuencia de la otra. Los gremios más afines al kirchenrismo, como la CTA de Yasky, pugnan por una inviable ruptura definitiva de Camioneros con la CGT y la refundación del MTA de los ’90. Pero los Moyano no quieren sacar los pies del plato: no están dispuestos a dejarle el histórico sello gremial a los Daer. Al mismo tiempo, Hugo y Pablo pretenden la disolución de las CTA y la incorporación de esos afiliados a entidades de la CGT, que sumados a los cooperativistas, les garantizarían una victoria en la próxima elección del nuevo secretario general de la CGT. En breve solicitarán que el Consejo Directivo convoque a un congreso para votar en abril o mayo a más tardar. Apuestan a que algunos sindicatos que hoy están en la «vereda equivocada» crucen la calle.
Para el canillita Omar Plaini la grieta en la CGT contrasta con la «homogeneidad» de la marcha. Dice que todos los que manifestaron pertenecen a sectores populares. «Tenemos la obligación de reorganizar el campo nacional y popular para volver a ser una alternativa viable y creíble en la mayoría de la ciudadanía», propuso en diálogo con ámbito.com.
En Barrios de Pie consideraron que la concentración fue el puntapié inicial del enfrentamiento con el Gobierno y aclararon que el mestizaje de los movimientos sociales dentro de Azopardo 802 no es indispensable. «Un sector de la CGT entendió que unidad paralizada y sin cuestionar la política económica, no sirve. El éxito del acto será la continuidad de una agenda que lleve adelante un contrapeso a las decisiones que llevan a salarios más bajos y una extensión de la miseria», dijo Daniel Menéndez a este medio, y agregó: «El elemento central es construir una agenda común y que estemos en la calle defendiendo en conjunto el ataque del política económica del Gobierno».
Carlos Minucci, del personal superior de energía Apsee, integrado a la CFT de Palazzo, quiere recuperar el tiempo perdido. «Hubo una falsa unidad de la CGT hace dos años, con eso nos frenaron, permitieron que el Gobierno avance con políticas contra los trabajadores y hoy necesitamos recuperar las conquistas. Hay que reordenar la CGT. Creo que vamos a tener dos, algo que siempre existió. Los gremios que estamos dentro no podemos estar con aquellos que hoy no están defendiendo esas conquistas del movimiento obrero».
Otro referente de la Corriente Federal, el gráfico Héctor Amichetti, abogó por forzar el cambio de la política económica y envió un mensaje a los sindicalistas que no estuvieron presentes. «A los dirigentes que todavía piensan que hay margen para el diálogo no los excluimos, se excluyen solos porque practican un dialogismo y no muestran resultados. Habrá una fuerza para reunificar a la CGT y ellos quedarán excluidos».
Por la marcha convocada por Camioneros desfilaron docentes, estatales, municipales, custodios, panaderos, empleados de farmacia, del neumático (Sutna), lucifuercistas de Córdoba y la Patagonia, trabajadores de Anses (Apops), de peajes, del Ceamse, de la AFIP, judiciales, bancarios, enfermeros del Posadas, mineros, marítimos, canillitas, cerveceros, aeronavegantes, del calzado, del Soem, del juego de azar, pasteleros, textiles, ceramistas, la seccional Capital de Comercio, aceiteros y curtidores, entre otros.
La jefa del Sitraju, Vanesa Siley, certificó que el 21-F fue la continuidad del lanzamiento de la resistencia multisectorial del 29-N. «Hay una ampliación del espacio, se adhirieron más sindicatos y el colectivo Ni Una Menos, por ejemplo. El movimiento obrero debe asumir la responsabilidad de unificar los reclamos aislados, las ideas y los programas, que son más importantes que la institucionalidad», indicó la dirigente judicial, y no descartó la posibilidad de lanzar una huelga general el 8 de marzo, en sintonía con el paro internacional de mujeres y en coincidencia con el conflicto docente. «Queremos que el 8M sea incorporado como parte del plan de lucha (de La Coordinadora) y no como un paro de chicas».
Daniel Catalano, de ATE Capital, se mostró confiado en que el Gobierno abrirá una instancia de diálogo. «Ya no tiene margen», despachó. «Macri tiene que tomar apunte. El que está abandonando el modelo es el pueblo: muchos de los laburantes que estuvieron en la marcha creyeron en lo que él planteaba y hoy se están encolumnando. Espero que tenga la capacidad de escucharlos», suspiró. Catalano aplaude el lanzamiento de «La Coordinadora», de la unidad en la acción. «Ojalá se pueda tener una sola institución que abrace y represente a los trabajadores y si no se puede, vamos a armar una nueva institución con los sindicalistas combativos, con los que no abandonan los derechos de los laburantes, para salir a pelear».
Sonia Alessio, secretaria general de Ctera, reclamó un debate mayor en cada organización para definir la unificación. «La confluencia es en la lucha, es importante la unidad para derrotar el ajuste», soltó la maestra enrolada en la CTA de Yasky. «Esto no se aguanta más: no puede haber techo a las paritarias, están siendo afectados miles de jubilados, hay despidos y hay una respuesta masiva», sostuvo, sin dejar de mencionar que el conflicto docente entrará en escena en breve. «Queremos que el Gobierno cumpla con la ley y convoque a la paritaria y un salario digno», afirmó y volvió a rechazar el 15% que intenta imponer el oficialismo en todas las negociaciones.
El titular de Suteba Roberto Baradel fue a fondo. «La soberbia y la ignorancia nunca llevó a un Gobierno a buen puerto. Tiene que ser inteligentes, ver que si hay un problema lo tienen que resolver y que la movilización popular y el reclamo de los trabajadores es parte de la vida democrática del país y nos tienen que escuchar. Que no se equivoquen, porque no hay peor ceguera que el que no quiere ver. Si siguen con las políticas de ajuste vamos a segur con el plan de lucha».
Al 21-F asistieron varios partidos y agrupaciones políticas. El PJ, Unidad Ciudadana, Partido Obrero, PTS, MILES, Izquierda Socialista, Nuevo Encuentro, Frente Darío Santillán, MTL, La Cámpora, MTE Ctep, MST, Tupac Amaru, Los Irrompibles, AyL, Movimiento Evita. La presencia del massismo todavía no es clara. Las ausencias de Hugo «Cachorro» Godoy y Oscar «Colo» de Isasi, sí. Los que organizaron se sienten imprescindibles de la próxima contienda electoral. «Alguno de los que estuvo arriba del escenario puede ser el candidato del espacio para 2019», sinceró uno de ellos. Otros creen que no es indispensable sacar una figura candidateable de este grupo. «Lo importante es a quien apoyaremos». Moyano lo dijo en su discurso: «Preparémonos para que cuando llegue el momento de expresar la voluntad democrática». ¿Prepararse para ir a votar o para hacer campaña?
Gustavo Vera, de La Alameda, fue, es y será el nexo entre «La Coordinadora Sindical» y el papa Francisco. Desde la génesis, esta confluencia de sindicalistas y dirigentes posee la venia papal y el trabajo de Vera. La mayoría promueve la encíclica Laudato Si. ¿Viajará la mesa de conducción de la Coordinadora a Roma antes del verano europeo? Dependerá de la reacción del Gobierno ante la multitudinaria marcha. Si Mauricio Macri profundiza las medidas que los sindicalistas le reprochan los tiempos se acelerarán.
Vera cree que por la vía de la «extorsión y coerción» el Gobierno no va a lograr nada. Al contrario: «Vamos a seguir unidos y en pie de lucha. No han dado soluciones, tienen que barajar y dar de nuevo y llamar a una concertación social». El 2019 es estratégico, afirmó al término del acto. «Moyano dijo que los gorilas no pueden gobernar más este país porque lo destruyen. Con esta marcha terminó el primer tiempo, el segundo empieza con la suba de tasas de interés los Estados Unidos, y ahí se viene la clase media con nosotros». ¿El segundo tiempo termina con un paro nacional?, preguntó este cronista. «No, termina en la unidad nacional, con la clase media y el movimiento obrero». ¿Puede salir algún candidato de La Coordinadora para el 2019? «Miles, somos como Ferro del ’80, no te acordás de ningún jugador pero vamos a ganar seguro». (ámbito.com)