Por ahora no se trasladó a las góndolas, aunque un supermercadista local advirtió sobre el impacto a partir del próximo mes.
Habitualmente enero es un mes marcado por la baja inflación, debido a que se trata de un periodo de descanso, con menor nivel de actividad económica y productiva.
En ese contexto, la escalada del dólar desde los últimos días de diciembre, y en particular en la última semana, hará modificar inevitablemente la estructura de precios al consumidor. Así fue siempre, y así lo será: en el arranque del mes de diciembre, la divisa norteamericana cotizaba a unos 17,50 pesos; para las Fiestas de fin de año trepó a una marca histórica de 18,50 pesos, y esta semana se instaló definitivamente en torno a los 20 pesos.
Más allá de argumentos respecto al posible retraso cambiario para la competitividad, lo cierto es que el aumento de precios afecta la capacidad de compras de los sectores con ingresos fijos, que en las últimas paritarias quedaron por debajo de la inflación que preveía el Gobierno.
Toda la estructura de precios, en el país está relacionada con insumos básicos a precio del dólar. Los combustibles, que también tuvieron un nuevo aumento esta semana (5%) y en diciembre habían tenido otro ajuste similar, son otro componente que junto con las subas de tarifas de diciembre y del próximo mes apretarán sobre los bolsillos de la gente.
En almacenes o supermercados, la variación de los precios se mantiene al ritmo de la inflación, aunque lo sucedido con el dólar en las últimas semanas todavía no se trasladó al consumidor.
Ante la consulta de UNO, el supermercadista local César Fontana admitió que «hasta ahora» no se han producido cambios significativos en estos días, pero lo justificó porque muchos proveedores se encuentran de vacaciones, y enero es un mes típicamente bajo de actividad.
En ese sentido, reconoció que durante los últimos meses, la escalada de precios de los distintos productos básicos de consumo masivo han sido periódicos: «Han ido, en líneas generales, a la par de la inflación», dijo, y citó que los ajustes en las listas de los proveedores oscilan entre 3%, 4% o 5%, pero cada dos meses. «No son aumentos mensuales», indicó.
El dirigente, representativo del sector supermercadista de Paraná, consideró que las variaciones, dependen de los rubros. Así marcó, sin poder encontrar justificativos, el incremento de los artículos de limpieza y perfumería, e incluso el rubro de Bebidas, por encima del resto. «Habría que preguntarle a los fabricantes cuáles son los motivos para que aumenten más de la cuenta», dijo.
Por otro lado, adelantó su perspectiva de que el próximo mes será difícil en cuanto a los precios y el consumo: «Con todos estos aumentos, el mes que viene vamos a tener listas con porcentajes bastante distintos. Ojalá que no, pero va a suceder; el aumento del dólar, los fabricantes y grandes mayoristas no lo van a absorber, y lo van a trasladar a los precios», precisó, y a modo de ejemplo citó el caso de una operación de compra de mercadería, que debe concretar en estos días: «Una fábrica de aceite que le estoy por hacer un pedido, me decía que me apure porque todos los insumos son en base al dólar; entonces sí o sí lo tienen que aumentar».
Y agregó: «En febrero se va a notar el salto del dólar. Yo veo la situación muy complicada y muy fea. No quiero ser pesimista, pero no la veo bien».
Reconoció que el consumo ha caído, y eso se nota en el promedio diario del ticket de compra. «La gente adquiere lo necesario: el pan, la carne y las verduras».
Y remató: «Veo que el malestar social de la gente se va a incrementar, porque se le va reduciendo todos los días el sueldo. Fijate que el Gobierno está hablando de dar un 15% de aumento a los empleados, y con eso no hacen nada», dijo, en relación a la pérdida del poder adquisitivo que viene sucediendo en los últimos meses.